El enólogo Andrés Caballero siempre ha sido muy cercano al campo y a la agricultura. Es algo que viene de su familia materna; así fue su crianza y buena parte de su vida ha transcurrido de esa forma, en las afueras de Santiago. 1999 fue un año clave, pues marcó el inicio de su camino en el mundo del vino.
“Hacia finales de 1999 y a principios del 2000 hubo un boom de enólogos. Muchos salimos de distintas universidades. Fue un período difícil porque había mucha competencia, pero a la vez fue bueno porque eso te obligaba a ser mejor, a esforzarte más”, comenta Caballero, enólogo de Viña Santa Carolina desde 2005 y reconocido el año pasado como Enólogo del Año por la Guía Descorchados.
El plato de su vida
Para Caballero, su trabajo se ha vuelto parte importante de su vida y le ha ayudado a descubrir nuevas culturas a lo largo del mundo. Por algunas siente una conexión mayor, como la japonesa.
“Yo engancho mucho con Japón y afortunadamente, por mi trabajo, viajo entre una y dos veces al año”, cuenta. El kimchi es un plato típico de Corea, pero fue en Japón donde lo probó por primera vez y le gustó tanto que las verduras o el pescado fermentado están entre sus favoritos.
“El plato que primero se me viene a la cabeza son las tripas de pescado fermentadas. Es un plato súper difícil y sé que no mucha gente se atrevería a probarlo, pero a mí me encantó, es un platillo impresionante”, comenta.
“Yo engancho mucho con Japón y afortunadamente, por mi trabajo, viajo entre una y dos veces al año”.
Con quién compartiría
Sin dudarlo, dice que le encantaría volver a comer kimchi en ese lado del mundo con su esposa, quien nunca ha ido al archipiélago japonés. “Ella es muy francesa para sus gustos, por eso quiero llevarla a Japón, porque sé que sería un desafío”, dice entre risas. Pero no solo le gustaría compartir eso con ella. La experiencia de la comida típica japonesa en sus calles tan características, el ramen, los olores… Todo eso para un enólogo es “como vivir una película”.

Sabores del mundo
Entre 10 y 12 veces al año solían viajar antes de la pandemia, debido a que la viña para la que trabaja tiene una fuerte presencia internacional. Muchas veces llegó a estar fuera de su casa durante meses, y es por esta razón que dos de estos viajes anuales se los dedica completamente a su familia, según relata.
De esas experiencias destaca la de comer en Canadá. “Ese fue un viaje que nos marcó a todos”, señala. El enólogo cuenta que en el recorrido por las costas de la ciudad de Victoria pudieron pescar y fue de lo que más valoró. “En Chile comemos mucho salmón, pero la experiencia de haberlo pescado por nosotros mismos y en Canadá, fue otra cosa”, dice.
“En Chile comemos mucho salmón, pero la experiencia de haberlo pescado (con su familia) en Canadá, fue otra cosa”.
Que sí y que no
“Me gusta comer de todo, sin restricción. En general como el 99% de todas las cosas”, señala Caballero. Pero a pesar de su auténtica pasión por la comida nipona dice que exponerse a un original desayuno japonés es un desafío, y no uno que le agrade mucho.
Aun así, si tuviera que escoger una comida para el resto de su vida, sería la francesa: “En el sentido del complemento de alimentos, los francesas están dos pasos más arriba”.