Francisco González, músico y compositor chileno: “Todo lo que tenga que ver con comida chilena se relaciona con mi infancia”
Hace 30 años que se dedica a la música, primero como parte de la conocida banda de rock Lucybell y desde mayo del 2005 en su proyecto como solista, donde pasó de un estilo electrónico a las baladas pop. Su vida como artista le ha dado la oportunidad de conocer diversas culturas, donde destaca el vínculo que tiene con México. A pesar de esto, asegura que disfruta la comida chilena pues es parte importante de su niñez.

La música es sin duda la pasión de Francisco González, músico y compositor de la escena nacional, quien militó un tiempo en la banda Kitsch antes de fundar Lucybell, junto a otros tres músicos en 1991. Su salida de la banda en el año 2005 fue una decisión que respondió a sus deseos de realizar un proyecto musical propio en el cual pudiera volcar su crecimiento personal, espiritual y artístico. Desde ese momento, ha cautivado a sus fanáticos con creaciones como Mi Propia Luz (2006) y Momento Fugaz (2022), su último sencillo.

“Me gusta el cine, me gusta mucho la lectura, practico yoga, me gusta ver conciertos los domingos en Youtube, siempre vinculado a la música”, reconoce entre risas, mientras hace un breve repaso por su carrera musical.

El plato de su vida

Durante su infancia, Francisco solía visitar con sus padres a familiares que vivían en el campo, un lugar que para él se encuentra muy arraigado a la tradición de la comida típica chilena. “Íbamos a un campo que tiene mucho que ver con la comida chilena, porque viene de ahí. Se hacían humitas, pastel de choclo, que es una pega eterna, pero ahí era como un ritual, tengo ese recuerdo y se partía temprano, se mataba la gallina a las ocho o nueve de la mañana”, dice.

Para González, a partir de este recuerdo, todo lo que tiene que ver con la comida chilena lo traslada a su infancia. De ahí que señala al pastel de choclo como el plato de su vida, por el tiempo y la paciencia que requiere la preparación: “Echar la pasta y hacer que no se te caiga entre medio de los otros ingredientes, eso es todo un arte”, reconoce.

Este platillo también le trae recuerdos y admiración por quien lo prepara de buena manera. “Mi mamá lo hacía, se daba el trabajo de hacerlo y era titánico, mucha pega”, comenta mirando al horizonte como si pudiera recrear la escena con los ojos. Sobre la preparación, afirma que no es quisquilloso pues considera que es un plato delicioso, “con huevo, con pollo, con carne, con pasas, con todo es bienvenido”.

Con quién compartiría

Al reflexionar sobre con quién compartiría su plato insigne de la infancia, González da rienda suelta a su imaginación invocando a diversos músicos internacionales, como The Beatles. “Si pudiera algún día conocer a Paul McCartney, qué mejor que darle un buen pastel de choclo chileno”, fantasea.

Asimismo, el compositor reflexiona que le contaría a McCartney que este plato forma parte de su infancia y sus visitas al campo, marcadas por la actividad agrícola y el contacto con los animales. “Cuando hablamos de matar una gallina es porque me acuerdo que había gallinas sueltas y otros animales, chanchos, patos, lo que es campo chileno. La tranquilidad que el campo tiene, los aromas que hay allá, las parras, cómo es el verano en el campo, todo eso tiene que ver con la comida también”, señala.

Otro de los elementos que destaca es la paciencia y dedicación con que las personas del campo elaboran las preparaciones gastronómicas.

“Cuando decimos que se demoran mucho en hacer un plato es porque está el tiempo para hacerlo y no es algo que hoy día esté muy en boga, ¿quién va a hacer un plato de siete horas, seis horas, a no ser que sea un chef?”, manifiesta.

Sabores del mundo

Aunque la comida chilena marcó gran parte de su infancia, Francisco reconoce que por estos días, si se le da la oportunidad de comer este tipo de platos lo acepta, pero tampoco se considera fanático. “Me gustan otras cosas ahora. Descubrí el sushi, la comida nikkei, la comida árabe, la comida thai, la peruana, la italiana, entonces me gusta un poco de todo”, afirma.

Su debilidad es la comida mexicana, con preparaciones que lo transportan a los tiempos de gira en aquel país junto a Lucybell o como solista comiendo en restaurantes con productores, sus músicos o fanáticos. “Es comida que requiere de mucho tiempo y todavía la hacen en ciudad y eso es maravilloso, y acá en Chile a veces lo hemos perdido”, dice, y confiesa que debe cuidarse mucho cuando come este tipo de comida, pues todos sus platos son muy condimentados.

Qué sí y qué no

“Yo creo que por el yoga el cuerpo rechaza algunas cosas. Como menos carne que antes y naturalmente me siento más cómodo con las legumbres, que era algo de lo que cuando era chico renegaba y ahora me gustan. Y comidas como ensaladas con hamburguesas de porotos”, dice reflexivo.

De esta manera, sin intención, reconoce que lleva una alimentación más de estilo vegetariano. “Me cuido porque tengo la guata delicada por los años y el carrete, entonces naturalmente caigo en comidas más sanas”, asegura.

Pin It on Pinterest

Share This