Por Daniela Tapia @varietal

Cuando eran niños, nadie podía visualizar que los hermanos Raide se convertirían en los creadores del principal polo gastronómico de Chile, el conocido Barrio Europeo,constituido por cuatro restaurantes: Casa Las Cujas, Osteria Maiori, Jardín Secreto y Moriawase, a lo que se suma la cafetería KMO y la heladería vegana Poga.
El hermano mayor es Max Raide, un emprendedor nato, de gran simpatía y expresivos ojos, propios de alguien que siempre está en constante movimiento. Monumento a la caballerosidad, es una persona del mundo gastronómico y el hombre encargado de la parte más estratégica y social del clan familiar. Y hoy, a sus 42 años, acaba de ser padre. Sus hermanos son los mellizos de 34 años Juan Pablo, el cocinero autodidacta y de gran experticia que supervisa los fuegos del Barrio Europeo; y Domingo, fanático del paracaidismo, quien maneja las operaciones y los contenidos en este lugar.
Como recuerda Max, la llegada de los mellizos fue lo mejor que pudo sucederle a su vida. “Tenemos siete años de diferencia. Fui mucho tiempo hijo único. Era súper sociable, pero solo tenía a mis primos. Entonces una de mis grandes alegrías fue recibir a estos hermanos que me cambiaron la vida, porque la familia creció”.
La historia empresarial de esta familia comenzó cuando Max entró a la universidad, mientras sus hermanos aún estaban en el colegio, y pese a su corta edad la sangre emprendedora corría por sus venas, y pieza clave en esto fue su padrino Leon Avayu, cabeza del Grupo Indumotora, quien ha sido su gran consejero en esto, además de su tío Juan Sutil con quien conversa regularmente. Eran todos muy jóvenes cuando se unieron y desarrollaron la empresa Raide Service&Company, ofreciendo el servicio de garzones universitarios. “Fue bien interesante, porque en esos años mientras ellos estudiaban en el colegio y yo en la universidad, la creamos para tener mayor autonomía económica y ser más independientes de nuestros padres. Y logramos tener hasta 300 personas trabajando. Yo estuve ahí hasta los 25 años y después los mellizos siguieron en esto, ya que me tocó dirigir Jóvenes Líderes y después ser parte de la Corporación Mañana. Lo bueno es que dimos trabajo a muchos estudiantes de distintas universidades”.
Luego la empresa comenzó a diversificarse y se amplió a la fotografía y a los anfitriones, tiempo en que en paralelo crearon su actual matriz, el Grupo Liderazgo, con el que desarrollaron eventos precisamente de liderazgo, invitando a distintos personajes a las universidades y recibiendo hasta 500 estudiantes en cada ocasión. Así, esto se fue ampliando a nuevos negocios.

¿Cómo continua la historia?
En paralelo iniciamos otra institución, Jóvenes Líderes, que fue una institución más política. Ahí me metí yo con un grupo de jóvenes y comenzamos a tener columnas en los diarios, desarrollamos actividades en América Latina con organizaciones juveniles, eso fue más político. Y este grupo Liderazgo comenzó a crecer, sumamos eventos de entretención, eventos de cultura, eventos deportivos, como por ejemplo en el Club de Polo, con el cual levantamos el Polo, trayendo cientos de familias los domingos.
Después, desarrollamos tres nuevas áreas , los clubes enfocados en la cultura y la entretención , como TeatroC, en honor a nuestro padre fallecido, el Coke Raide.
Luego junto a mis hermanos nos metimos en los negocios de las cafeterías, entramos en las mismas universidades donde hacíamos foros. Entramos como a 8 universidades, Domingo estaba en la parte operacional de ese negocio, después esas cafeterías se las vendimos a Manfred Paulmann, quien además es una gran persona, y fue un agrado negociar y con eso creamos el teatro C. En paralelo hace 10 años, desarrollamos Casa Las Cujas en la V región.
Ustedes eran de Santiago e iban a veranear a Cachagua.
Nosotros buceábamos mucho. La conciencia de sustentabilidad que tenemos como familia tiene que ver con que desde chicos vimos cómo se fue transformando la costa chilena. Que los pingüinos que antes uno veía, habían desaparecido. En Isla de Pascua o Rapa Nui, antiguamente ibas a bucear y era alucinante, pero de pronto empezaron a desaparecer peces. Y por el buceo, los tres comenzamos a darnos cuenta de los cambios ambientales que se estaban produciendo.
¿A quién culpas por los cambios ambientales?
Al hombre, las empresas, las industrias, la falta de educación; es un fenómeno mundial. Desde chicos fuimos generando vínculos con muchas escuelas de buceo dentro y fuera de Chile, con quienes nos hicimos muy amigos y empezamos a desarrollar iniciativas como en el verano salir a limpiar el fondo marino. Con veinte buzos nos metíamos bajo el agua y sacábamos neumáticos, cocinas gigantes y en la costa de Zapallar,donde llega mucha corriente, era muy interesante, ya que toda esa basura la poníamos en un muelle y más tarde, laponíamos dentro de Casa Las Cujas, para que cuando fueras a comer, te dieras cuenta que así estaba el mar.
¿Qué reacción tenían las personas?
Súper bien, gente muy empática, todos se querían sumar.
Tampoco es tan fácil meterse a limpiar, tienes que tener resistencia. Lo bonito que tiene Casa Las Cujas es que somos nosotros 3. Fue el primero y lo iniciamos nosotros, y en los veranos iban cambiando los chefs: Gonzalo Peñafiel, Andrés Vallarino, el Seba Jara, todo lo que habla de experiencia gastronómica. Hoy día la marca está registrada.
Luego decidimos meternos en El Europeo, que estaba prácticamente quebrado. Meyer vendió, después llegaron los Cisternas, que partieron muy bien con Álvaro Romero y,cuando él se fue, comenzó a caer, y ahí, lo tomamos con la familia Mandiola, los Raide y Maestri.
Estuvimos tres años en que no ganamos ni un mango, perdimos plata como locos, pero fue una buena experiencia con nuestros amigos y socios.
¿Quién sabe cocinar de los hermanos?
Juan Pablo, mi hermano. Él sabe mucho, él está arriba de esto con grandes cocineros que hay acá, Enzo Catalan, Javier Vignes, el Seba Jara, lo que es una garantía para nosotros. En esa época volvimos a posicionar al Europeo. Y antes de la pandemia nos dimos cuenta que la alta cocina estaba en caída y decidimos replicar la experiencia de Casa Las Cujas, y creamos Jardín Secreto.
¿Cómo nació el concepto de Jardín Secreto?
Usamos el espacio de atrás, que estaba muerto. Cambiamos el relato, y cambiamos el tipo de producto, donde Diego Schuler, nuestro socio y amigo fue clave en esto, en hacerlo crecer con nosotros. Hicimos algo más cercano a la gente. Se vino Javier de España y el Seba Jara a cocinar con nosotros.

¿Cómo se maneja un barrio Europeo, que ya tiene más de una cuadra?
Para el estallido social, creamos el barrio Europeo. Logramos desarrollar un nicho con gente que quería buena calidad, pero en un barrio entretenido. Ahí nos dimos cuenta que había que cambiar la mentalidad. Había que hacer una gran propuesta gastronómica, con buen servicio y productos de primer nivel. La gente vuelve varias veces a la semana. Los precios bajaron, pero con la misma calidad. Lunes, puedes ir a Jardín secreto, martes, a tomar un café en Km 0.Martes en la noche, comes en Maiori, miércoles vas a Casa las Cujas, jueves, vas a un show de música al Teatro C. Cuando decidimos invertir, fue para algo potente.
Cuéntame el trabajo de hoy con los pescadores artesanales.
Tenemos un vínculo súper potente, porque en la pandemia estábamos todos trabajando acá, teníamos un vínculo directo. Y la mayoría de los restaurantes cerraron, entonces todos los proveedores se quedaron sin locales, al final tenías 6 ó 7 personas que venían todos los días a ofrecerte distintos productos para el delivery. Tuvimos relación con el norte y el sur, con las islas, conseguíamos productos muy difíciles, como los langostinos amarillos o las ostras del Pacífico, que nadie conocía.
Y ahí, cuando estábamos cerrados, nació el grupo Cordillera, que son estas tres familias con los cuales definimos mejorar esta industria: con Ignacio Murua de (Mestizo) y con Andrés Belfus (La Mar), además de nosotros tres y ahora se están sumando otros actores gastronómicos.
¿Qué piensas del momento gastronómico en Chile?
Creo que Chile está hoy de vuelta en un buen momento gastronómico, después de haber vivido dos años infernales para todos, con muchos cierres producto de la pandemia. Yhoy otra vez se están abriendo nuevos restaurantes y bares,lo que es una buena señal, y esperemos que esto también ayude a que se desarrollen nuevos conceptos en torno a la comida y el vino. Ahora bien, creo que es importante no olvidar los sacrificios que todos vivimos en ese periodo para que no volvamos a caer en las diferencias que existían entre los actores de esta industria. Es clave que hoy más que nunca estemos unidos, para que quienes nos visitan puedandisfrutar de buenos productos en pescados y mariscos, por ejemplo, a buenos precios y con una gran experiencia.
